siervo de Dios Jerónimo Gracián

Investigación del carisma del carmelo descalzo

¿Cómo entra el espíritu del mal en el alma de las personas?

El libro de la Sabiduría (2, 23-3.9), el profeta recuerda que «Dios nos creó a su imagen, somos hijos de Dios», «pero por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo». «La envidia de ese ángel orgulloso que no quiso aceptar la encarnación» lo llevó «a destruir a la humanidad» […]  «¿Y de qué tiene envidia el diablo?» -se preguntó el Papa- De nuestra naturaleza humana». «¿Y sabes por qué?» Porque el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros. Esto no lo puede tolerar, no lo puede tolerar».  “Ésta es la raíz de la envidia del demonio, es la raíz de nuestros males, de nuestras tentaciones, es la raíz de las guerras, del hambre, de todas las calamidades del mundo”. Destruir y sembrar odio.  […] Por la envidia del diablo, la muerte entró en el mundo. «Algunos dicen: pero padre el diablo no existe, es un mal, un mal tan etéreo… Pero la Palabra de Dios es clara. Y el diablo está enojado con Jesús, lee el Evangelio: que tengamos fe o que no, está claro».

 Y así algo entra en nuestro corazón: «los celos, la envidia, la competencia», enumeró el Pontífice, mientras que en cambio «podríamos vivir como hermanos, todos nosotros, en paz». Así comienza «la lucha y el deseo de destruir». Detrás de los horrores de las guerras   hay alguien que nos mueve a hacer estas cosas. Es lo que llamamos tentación. […] “Alguien que te toca el corazón para hacerte ir por el camino equivocado. Alguien que siembra destrucción en nuestros corazones, que siembra odio..  […] Esto es lo que sucede en el mundo, pero también «en mi alma, en la tuya, en la tuya» (MD 12.11.2019).

La «primera tentación de Jesús» en el desierto, que «parece casi una seducción. El diablo va despacio” y le dice a Jesús: “Pero ¿por qué no haces esto? Tírate del templo y salva treinta años de vida, en un día todos te dirán: ¡he aquí el Mesías!». Es lo mismo «que hizo con Adán y Eva». El diablo les dice: «¡Prueben esta manzana, es buena, les dará sabiduría!» El diablo sigue la táctica de la «seducción»: habla «casi como si fuera un maestro espiritual, como si fuera un consejero».

 En primer lugar, «la tentación comienza levemente pero crece, siempre crece». Entonces «contagia a otro»: «se transmite a otro, busca ser comunidad». Y «al final, para calmar el alma, se justifica». Por eso las características de la tentación se expresan en tres palabras: «crece, contagia y se justifica».

Pero si «la tentación es rechazada», entonces «crece y vuelve más fuerte». Jesús, explicó el Papa, lo dice en el Evangelio de Lucas y advierte que “cuando el demonio es rechazado, anda y busca compañeros y con esta banda vuelve”. Y he aquí que «la tentación es más fuerte, crece. Pero también crece involucrando a otros». (MD 11.4.2014).

«Su estrategia -advirtió el Papa Francisco- es esta: te has hecho cristiano, sigue adelante en tu fe, y te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te acostumbras y no estás muy alerta y te sientes seguro, vuelvo. El Evangelio de hoy comienza con el diablo expulsado y termina con el regreso del diablo. San Pedro lo decía: es como un león feroz que gira a nuestro alrededor». Y estas no son mentiras: “es la Palabra del Señor”. (MD 11.10.2013)

     “Muchas veces en los Evangelios, Jesús expulsó a los demonios, que eran sus verdaderos enemigos y nuestros enemigos”. “La lucha entre el bien y el mal a veces parece demasiado abstracta: la verdadera lucha es la primera lucha entre Dios y la serpiente antigua, entre Jesús y el diablo”. Y «esta lucha se lleva a cabo dentro de nosotros: cada uno de nosotros está en lucha, quizás sin nuestro conocimiento, pero estamos en lucha» (MD 12.10.2018).  “Precisamente por el bautismo estamos en el camino de Jesús, debemos conocer bien esta verdad: también nosotros somos tentados, también nosotros somos objeto del ataque del demonio». Esto sucede “porque el espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús” (MD 11.4.2014).

“La tarea del diablo es destruir. Esta es su vocación: destruir la obra de Dios». […]  porque «la esencia del demonio es destruir». “En el Evangelio el diablo destruye y cuando no puede destruir cara a cara, porque frente a él hay una fuerza de Dios que defiende a la persona, el diablo es más listo que un zorro, es astuto, y busca la manera de tomar posesión de esa casa, de esa alma, de esa persona”  […] “Cuando el demonio no puede imponerse por la fuerza, no puede destruir a una persona por vicios manifiestos, no puede destruir a un pueblo con guerras, persecuciones,  […]  con las injusticias directamente  o destruye cortésmente, diplomáticamente de esta manera esbozada por Jesús” (MD 12.10.2018). 

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