siervo de Dios Jerónimo Gracián

Investigación del carisma del carmelo descalzo

En el cierre de conventos ¿se ha buscado la gloria de Dios?

 En el postconcilio hubo frailes que se salieron de la Orden, ya que no encontraron ni en la vida personal ni comunitaria aquello que esperaban encontrar. Junto con la escasez de nuevas vocaciones, el número de frailes fue disminuyendo. Era necesario buscar una solución para que los conventos tuvieran un número suficiente de frailes, para la vida de oración, de comunidad y de misión.  

 Se podía dar una respuesta a ello según la tradición de la Congregación italiana, que teóricamente era la única congregación existente. El crear seminarios para misiones, en que los candidatos se preparaban para venir a Europa, para asumir los conventos y darles vitalidad, y los superiores solo enviar a los más aptos, en que los móviles fueran la gloria de Dios y la salvación de las almas, y ayudarles para que se pudieran adaptarse con éxito a la nueva realidad de Europa.

En España se optó por la reunificación de las provincias. La provincia de Navarra optó por no integrarse en este proyecto, las otras cinco se constituyeron en la llamada provincia Ibérica de santa Teresa de Jesús en 2015. ¿Era necesario que se unificaran las provincias, cuando ya existía la formación de las vocaciones de forma interprovincial?

Sabemos por el P. Miguel Márquez que el proceso de contactos y de reflexión de las cinco provincias para unificarse duró unos cinco años y culminaría con el decreto de erección de la nueva provincia (8.9.2014), que celebró el primer capítulo del 4 al 12 de febrero de 2015, para nombrar el nuevo equipo de gobierno.

Quien trabajó en la reunificación de las provincias fue el entonces provincial de Castilla, el P. Miguel Márquez. Él nos da este relato, al poco de ser elegido Prepósito General, en una entrevista en Vida Nueva: A la pregunta “‘¡Qué he hecho yo para merecer esto!” Él responderá: “En la de­cisión ha podido influir el pro­ceso de unificación vivido en España, un desafío que no sur­gió de arriba, sino fruto de un diálogo con mucha paciencia, aunar criterios, romper inercias en provincias con siglos de andadura… Ha sido complicado, pero no hay otro camino. Todos tendemos a atrincheramos en nuestra historia y tirar hacia lo local y lo conocido, idealizán­dolo. Luego descubres que esa comodidad no era ni mucho menos perfecta. Si el mundo está en constante éxodo, ¿cómo puede la vida religiosa estar en repliegue, protegiendo las estructuras de forma incluso enfermiza?” Nunca ha llegado la frescura a la Iglesia por en­cerrarse en sí misma”[1].

En otra entrevista nos dice que el proceso de reflexión para la unificación de las provincias duró unos cinco años. Por sus palabras parece que fue una iniciativa que lideró la provincia de Castilla, y por los frutos y la idiosincrasia de España, nos debemos lícitamente preguntar: ¿por qué la Provincia de Castilla promovió la unificación de las cinco provincias?

En el postconcilio el apostolado de los carmelitas descalzos se hizo elitista, consideraban que el ámbito propio es la pastoral de la espiritualidad. Coherente con ello, la provincia de Castilla rehabilitó tres conventos para que se convirtieran en casas de espiritualidad (Segovia, Toledo y la casa natal de la Santa en Ávila). La rehabilitación tuvo un coste económico muy superior al previsto, por querer conservar la arquitectura del convento antiguo. Pero el Capítulo General de 2003,  decidió crear un gran centro internacional de estudios teresiano-sanjuanistas, que primero funcionó en el convento de la Santa en Ávila y luego se creó el gran complejo que será el CITES (La universidad de la mística) también en Ávila. Este centro universitario liderado por una comunidad de frailes de varias naciones, hace que tenga un gran dinamismo, y las tres casas de espiritualidad de Castilla tengan una actividad muy pequeña, que difícilmente puede mantener el edificio y menos pagar hipotecas.

La solución, muy propia del centro de España, es convencer a los demás consejos provinciales de España, que es necesario sumar esfuerzos para superar las dificultades que se derivan del envejecimiento de los miembros y la falta de vocaciones. Hay reticencias por parte de los consejos provinciales, Navarra no se adhiere, y a los otros consejos provinciales les cuesta aceptar. Ello debía molestar al P. Miguel, que era el provincial de Castilla, y a unos diez años de distancia los tilda de apego enfermizo a las estructuras provinciales, de comodidad.

Porque para salvar la economía de la provincia de Castilla, no le quedaba otro camino que unificar todas las casas en una sola provincia, y empezar a hablar, no de redistribuir los 300 frailes para mantener con vida los cerca de cincuenta conventos que existían en España, casi todos con gran vitalidad pastoral labrada a lo largo de siglos o decenios y en los seminarios preparar frailes de otras naciones pero de la misma provincia, para que pudieran asumir con éxito los nuevos conventos. O procurar contactar con otros provinciales, donde hubiera abundantes vocaciones, y como decía el P. Saverio, “las regiones en las cuales el Carmelo teresiano está creciendo con más fuerza y mayor velocidad. Abundan las vocaciones, la media de edad de los religiosos es muy baja, se proyectan nuevas fundaciones y, en algunos casos, se asumen conventos de la vieja Europa, que las Provincias más antiguas ya no pueden mantener” (H, 14.12.2018).

Pero en el Capítulo Provincial de la Provincia Ibérica de 2015, no se contempla ninguna de estas dos opciones, solo la opción de cerrar conventos. Se realizó una lista, en la que solo de 28 de los 46 conventos que existían antes de la fusión de las cinco provincias se priorizarían su existencia. Durante este período se llevaron a término el cierre de cinco conventos, la experiencia fue muy negativa, y ello les hizo cuestionar si debían ir por la misma dirección.

Así se planteó en el inicio del Capítulo Provincial de 2017: “Uno de los temas más costosos y dolorosos de este tiempo ha sido el cierre de cinco presencias, con un coste muy elevado de energía vital empleada, y personas dañadas. ¿Fue necesario? ¿Debió plantearse de otro modo? ¿Cierra esta experien­cia la necesidad de seguir planteando futuros cierres? ¿Qué aprendemos de todo esto?” (Boletín Oficial de la Provincia Ibérica (B) n. 2, p. 24).

Pero durante el Capítulo Provincial se sigue planteando el cierre de nuevos conventos, ya que deciden que cada comunidad debe tener al menos cinco frailes y se hace la lista de solo 14 conventos a preservar. Al final del Capítulo Provincial el Vicario General, el P. Agustí Borrell, en representación del P. General, da la razón a los capitulares y alienta el cierre masivo de conventos de forma urgente: “sin una reducción de presencias y actividades, que a estas alturas es inevitable y urgente. […] La dirección en la que avanza la provincia es adecuada y positiva” (B. 83)

El Consejo provincial presidido por el P. Miguel Márquez ya no tendrá dudas del camino a seguir, ha hablado el Vicario General y hay que obedecerle. No hay disponibilidad para abrir “un diálogo con el entorno más cercano antes de tomar una decisión firme para valorar bien el sentido y las consecuencias de la decisión” como se había pedido en el Capítulo de 2016, sino los frailes que se resistan al cierre de conventos son considerados frailes centrados en sí mismos, que quieren “defender solamente lo propio, […] el único criterio sea la búsqueda de seguridad y comodidad” (B. 179). El P. Provincial considera que su única misión es la ejecución de estas decisiones y no se deja inmutar por nada, ni por nadie.

La unificación de las cinco provincias en vez de resolver problemas, en el decir de un joven religioso, los ha miltiplicado. Es decir, los ha agravado en grado superlativo. Como es muy propio de España, se han cerrado los conventos de las cuatro antiguas provincias pero no de la antigua provincia de Castilla[2]. Pero es en la casa de Madrid de la antigua provincia de Castilla, donde se controla el dinero de toda la provincia, pues allí tiene su sede provincial.

Los proyectos para el actual provincialato, es solo priorizar 10 comunidades, dos comunidades por cada una de las antiguas cinco provincias. A las otras comunidades cuando tengan problemas de personal, no se las ayudará y tendrán que cerrar. La unión de las cinco antiguas provincias podrá suponer el cierre de 36 conventos, es decir el 78% de los conventos.

Se cierran y se quieren cerrar próximamente en la provincia Ibérica 36 conventos de frailes que están muy lejos de estar moribundos. Desde cada convento se realiza un servicio ingente a favor del desfavorecido; se irradia el amor a la Virgen por medio de cofradías del Carmen, se celebran sus fiestas con la máxima participación de fieles; muchos grupos de laicos que no encuentran acogida en otras parroquias la encuentran en los frailes, pues son sensibles a estos ideales. A su vez las comunidades de frailes son un sostén para todas las realidades del Carmelo: las carmelitas descalzas, la Orden seglar, las congregaciones religiosas vinculadas al Carmelo, las cofradías del Carmen. Cada convento es una lámpara que recuerda la más alta espiritualidad de la Iglesia, la de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Cuando se cierra un convento solo deja tras de sí una gran desolación, y se permite que avance la descristianización de Europa.

Si Doria impidió la expansión del Carmelo descalzo de frailes fuera de España y Portugal, ahora se toma la misma decisión, se cierra la provincia Ibérica en sí misma, no se considera la opción de que frailes de otras naciones de la misma provincia, vengan a hacerse cargo de los conventos, ni de otras provincias de la Orden. No se contempla tampoco dejar estos conventos a los nuevos institutos religiosos de la familia carmelitana, para que perviva el carisma, la opción es que desaparezca todo rastro del Carmelo, pues se dan a las diócesis, o se venden al mejor postor, o a otras congregaciones religiosas. No es más que repetir el actuar de Doria que hizo todo lo posible para que desapareciera toda impronta propia del Carmelo teresiano en la Iglesia.

Podemos decir que solo las leyes desamortizadoras por los gobiernos liberales radicales en el siglo XIX y la guerra civil española con la persecución sistemática contra todo lo religioso en el siglo XX, han podido hacer más daño a la vida del Carmelo descalzo español que las decisiones tomadas por los superiores mayores desde la erección de la provincia Ibérica de santa Teresa de Jesús en 2015.

Se nos hace necesario analizar las causas que han provocado este daño irreparable del patrimonio de la Orden con el cierre de conventos a la luz de la triple advertencia que el Papa Francisco hizo a los Padres Capitulares, recibidos en audiencia el 11.9.2021: “cuidado con la mundanidad espiritual, que es el peor mal que le puede pasar a la Iglesia.  Analizamos estos hechos a la luz de Evangelii Gaudium (EG), donde el Papa Francisco habla de la “mundanidad espiritual” (n. 93-97).

Como las Constituciones de los frailes reservan al Definitorio General la capacidad de cerrar conventos, ellos ejercen esta autoridad, que nadie puede discutir.

No se escucha a santa Teresa de Jesús: “estas casas (también los conventos de los frailes) en parte no las han fundado hombres las más de ellas, sino la mano poderosa de Dios” (F 27, 11). Hacen caso omiso al Consejo Plenario de 27 de octubre de 2016: que pidió: “No debería ser el consejo provincial el que tomase las decisiones, es preciso una orientación del capítulo provincial. Que se abra un diálogo con el entorno más cercano antes de tomar una decisión firme para valorar bien el sentido y las consecuencias de la decisión” (B. 213). No escuchan a los frailes que habitan en el convento y saben las consecuencias nefastas del cierre para el pueblo de Dios, que allí se nutre y a partir de allí evangeliza, ni para la transmisión del carisma. No se escucha a los Obispos que no quieren que se cierren los conventos pues la diócesis queda empobrecida. Y menos se escucha al pueblo de Dios, ni se deja impresionar por su fe y compromiso.

Cuánta razón tiene el Papa Francisco, esta conducta de los superiores “no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica” (EG n. 95). No les preocupa “que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia” (EG n, 95). Si les hubiera preocupado, hubieran buscado otro modo de afrontar los retos del envejecimiento de los frailes y la falta de vocaciones en Europa.


[1] https://www.vidanuevadigital.com/2021/09/27/miguel-marquez-descalzarse-hoy-es-desvestirse-del-afan-de-conquistar-el-mundo/

[2] En este período de cierre de conventos a partir de la reunificación de las cinco provincias (2015), solo se ha cerrado el convento de Talavera de la Reina, que pertenecía a la antigua provincia de Castilla, y que estaba regida por frailes indios.

Documentación

Rev. Vida Nueva, entrevista al P. Miguel Márquez, elegido provincial
Rev. Vida Nueva, entrevista al P. Miguel Márquez, recién elegido Prepósito General
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